Dentro del Parque Natural de Posets-Maladeta, haciendo de frontera con
Francia, encontramos una de las cimas más estéticas y emblemáticas del Pirineo,
el majestuoso Perdiguero.
El Perdiguero, unas de esas
montañas que llevaba tiempo queriendo ascender y que, tras varios intentos, por
fin montamos un viaje para intentar hoyar su cima, y para la ocasión nos
reunimos Fernando, Robert y un servidor, así que el viernes por la tarde nos
fuimos hasta Benasque, en busca de aventura.
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Rumbo a Benasque |
Bien temprano nos
acercamos hasta el Puente de Lliterola, donde dejamos el coche, cogimos los
bártulos y nos preparamos para empezar la ruta.
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Empezamos la ruta |
Empezamos con las
primeras luces del día a caminar por el sendero que remonta el Río Lliterola,
primero bajo un espeso bosque para abrirse poco antes de llegar al Corral y
Cabana de Lliterola, que podemos observar desde unos metros más arriba.
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Avanzamos bajo un espeso bosque |
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Pero enseguida se nos abre un bonito prado |
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Con una pendientes bien fuertes |
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El Río Lliterola baja con fuerza |
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En este primer tramo, el verde s el protagonista |
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Que se alterna con alguna zona más rocosa |
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Merece la pena pararse a descansar y contemplar el paisaje |
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Vistas atrás hacia el Macizo de la Maladeta |
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Corral y Cabana de Lliterola |
La
subida es dura, pero un paso lento pero constante nos hace poder ganar altura
sin cansarnos demasiado y dejándonos disfrutar de un precioso, verde y florido
entorno primaveral.
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El sendero parece que nos da una tregua |
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Así que aprovechamos para deleitarnos con la flora del lugar |
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Pero la tregua parece que se termina |
Durante este bonito ascenso vamos pasando varias
cascadas que forma el Río Lliterola en su vertiginoso descenso, hasta que tras
pasar una zona más pedregosa, justo donde el río se desvía hacia la izquierda y
aparece una zona de turbas, la nieve hace acto de presencia, por lo que
decidimos parar para calzarnos los crampones.
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Seguimos remontando el valle |
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Y disfrutando de las cascadas |
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Poco a poco el verde va dejando paso al gris de las rocas |
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Que gozada avanzar con el murmurar de las aguas |
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No hay que olvidarse de parar y disfrutar |
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Para luego poder seguir ascendiendo |
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La subida nunca se termina |
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La nieve empieza a tomas más protagonismo |
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Por aquí iremos sorteando rocas y agua |
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Toca comer algo y ponerse el equipo |
Una vez con los pinchos
puestos empezamos a remontar una canal que va paralela al río, salvando una
cascada, retornando al cauce para al momento dejarnos en una zona desnuda de
nieve, donde podemos seguir el sendero con mucho cuidado, ya que este transita
en algunos puntos por roca viva donde tendremos que realizar pequeñas trepadas y
destrepes, todo ello con los crampones puestos.
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Por esta pala empezaremos a subir |
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Poco a poco |
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El lugar es sublime |
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Toca quitarse un poco de ropa, que el sol empieza a apretar |
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Por aquí hay que ir con cuidado |
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Volvemos a pisar nieve, que gozada |
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Y llegamos a una pequeña trepada |
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Que superamos sin problemas |
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Ahora una suave bajada para volver al cauce |
Tras este entretenido
tramo volvemos a dar con el cauce del Río de Lliterola, pocos metros antes del
pequeño Ibonet de Lliterola.
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Ibonet de Lliterola |
Seguimos avanzando y en este punto
tenemos que tomar una decisión, ir en busca de la Collada Ubaga o remontar la
canal de va paralela al Río Lliterola.
Nuestra opción fue la segunda,
ya que la primera opción nos llevaba directos a tener que cruzar una zona rocosa
y mojada antes de llegar a la nieve, además de estar esta mucho más expuesta y
soleada, por lo que la calidad de la nieve no sería la mejor.
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Esa canal de la izquierda es la elegida |
Así que
tras la decisión nos encaramamos directos hacia la canal, que nos hace ganar
cota de forma muy rápida, pero también más protegida, aunque en el avance nos
toca esquivar alguna pequeña grieta cercana a las rocas.
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Ganamos altura muy rápidamente |
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El esfuerzo es considerable |
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Aun nos falta un buen trozo |
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A la derecha, podemos ver las zonas rocosas por las que nos habría tocado subir |
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Saliendo de la canal en busca del Ibon Blanco de Lliterola |
La canal nos
deja en el Ibon Blanco de Lliterola, donde descansamos unos minutos mientras nos
reagrupamos y recuperamos fuerzas, que aun nos queda un buen desnivel que
superar.
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Ibon Blanco de Lliterola |
Tras descansar un rato toca continuar, buscando cada uno el
paso más cómodo para él, mientras la nieve poco a poco va dejando paso a las tan
famosas y odiadas piedras del Perdiguero, ya cuando se unen el camino de la
Collada Ubaga y el del Ibon Blanco de Lliterola, momento en el que toca guardar
los pinchos.
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Continuamos el ascenso |
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A quitarse los crampones |
Ahora nos toca acometer un arduo e interminable ascenso
por un mar de rocas que hacen que avanzar sea muy lento, pero con constancia y
sin desfallecer acabamos llegando al cordal que nos ha de llevar hasta el Hito
Oriental del Perdiguero.
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Empieza el mar de rocas |
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Menudas vistas |
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Y menuda dureza de subida |
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Por fin ganamos el cordal |
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Fernando ya va apareciendo también |
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Que duras se hacen estas pedregosas subidas |
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Ya falta poco para el Hito Oriental |
De nuevo nos reagrupamos, y antes de
continuar, aprovechamos para observar el espectacular lugar en el que nos
encontramos.
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Por fin lo hoyamos |
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Panorámica del cordal, el Perdiguero y el valle del Río Estós |
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Buscando el Macizo de la Maladeta |
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Nos acercamos hacia el Aneto |
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Y vislumbramos el estético corredor Estasen |
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Buscamos la zona de la Vall d'Aran |
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Y no podemos evitar hacer un zoom a Era Forcanada |
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Cara Norte del Perdiguero y el bonito cordal que lo une con la Aguja de Lliterola |
Ahora nos toca ir siguiendo la cresta, que si bien no
presenta pasos complicados, tenemos que ir siempre con mucha atención y cuidado,
sobre todo en los cortados de su vertiente Norte, y no será hasta la pala final
de acceso a la cima cuando de nuevo encontremos nieve y decidamos ponernos los
crampones por precaución.
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Avanzando por la cresta |
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Siempre con cuidado |
Una vez superada esta última pala por fin
podemos decir que hemos llegado a la cima del Perdiguero, donde aprovecharemos
para realizar una parada para comer y disfrutar de la cima, sus vistas y la
compañía.
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Últimos metros |
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Para alcanzar la cima del Perdiguero y sus bonitas vistas |
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Lac du Portillon, en la vertiente francesa |
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Foto cimera y parada para comer |
Pero como no nos podemos estar aquí eternamente, nos toca
desandar nuestros pasos por la cresta hasta llegar de nuevo Hito Oriental que
precede el interminable mar de rocas, que si de subida es duro, más lo es de
bajada y con el cansancio en las piernas, por lo que decidimos que cada uno
bajará a su ritmo y nos veremos en el cruce de caminos.
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Empezamos el arduo descenso |
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El Ibon Blanco de Lliterola cada vez más cerca |
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Fernando aprovecha una roca para tumbarse unos minutos |
Aquí de nuevo
nos planteamos si bajar por donde hemos subido o bajar por la Collada Ubaga,
pero a mi la travesía con la nieve transformada, con los acantilados debajo y
luego tener que bajar por una zona mixta con los pinchos no me convence, así que
finalmente decidimos bajar de nuevo por el Ibon Blanco de Lliterola.
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Toca volver a ponerse el material |
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Siempre hay que ayudar al compañero |
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Ibon Blanco de Lliterola |
Al
llegar al ibon ya acabamos de decidir no bajar por el Valle de Remuñe, ya que
con una nieve tan transformada, sin conocer la bajada y siendo un valle muy
cerrado y sin escape en caso de alud, preferimos bajar por terreno conocido, ya
dejaremos la visita al Valle de Remuñe para otra ocasión.
Así que
empezamos a descender por la canal de subida por una nieve a tramos húmeda, a
tramos dura y en otros con textura de azúcar, así que hasta que no llegamos al
Ibonet de Lliterola no pudimos relajarnos.
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En busca de la canal de subida |
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Por la que andamos con mucho cuidado |
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Aquí vemos como la nieve no está en muy buen estado |
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Así que toca bajar poco a poco |
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Pero con calma, llegamos al cauce |
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Y el Ibonet de Lliterola |
Conforme seguíamos
avanzando pudimos observar como las altas temperaturas habían fundido la nieve
de zonas por las que por la mañana habíamos necesitado crampones, pero aun y así
preferimos no quitarnos los pinchos hasta el punto donde nos los pusimos, mejor
ser precavidos.
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Vamos en busca del sendero |
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Y la zona de destrepe |
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Que hacemos con cuidado |
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No es tan fiera como podría parecer |
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En este bonito rincón nos estamos unos minutos |
Ya en zona verde, sin los pinchos, tocaba desandar
nuestros pasos poco a poco, que no nos esperaba nadie, y disfrutar del lugar,
que no tardaríamos mucho en llegar de nuevo al coche y dar por terminada la
ruta.
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Durante la bajada la cámara hecha humo |
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Con bonitas cascadas |
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Y curiosas marmotas que dejan que nos acerquemos muchísimo |
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El Río Lliterola baja con mucha fuerza |
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Y forma estos bonitos cañones |
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El sendero es muy fácil de seguir |
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Llegamos de nuevo al Corral y Cabana de Lliterola
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Estos muretes nos indican que ya queda poco |
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Últimos metros por este bonito bosque |
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Al que llegamos todos |
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Ya en Benasque, no podía faltar la birra post-ruta |
Se hizo de rogar esta escapada para ascender el Perdiguero,
pero la espera mereció la pena, ya que pudimos disfrutar de un fin de semana
perfecto de montaña y camaradería entre buenos amigos.
A continuación
os hago un pequeño resumen de los números de la ruta:
- Tipo de ruta: Lienal
- Dificultad técnica senderismo: Media
- Dificultad técnica alpinismo: F
- Dificultad física: Difícil
- Distancia: 14,22 Km
- Punto más alto: 3.222 m
- Punto más bajo: 1.620 m
- Desnivel positivo: 1.670 m
- Desnivel negativo: 1.670 m
- Desnivel acumulado: 3.340 m
- Cimas ascendidas: 2
- Tiempo empleado: 11 horas 55 minutos
- Tiempo en movimiento: 5 horas 24 minutos
- Velocidad media: 1,19 Km/h
- Ritmo: 50:25 min/Km
Os adjunto el track de Wikiloc de la ruta:
Perdiguero por LliterolaSaludos!!!
Hola David.
ResponderEliminarBuena paliza os metisteis. Me encantan las rutas pirenaicas que empiezan con el verde y el fuerte rumor de los arroyos, y pasan al blanco de la nieve, aunque en este caso, con cuidado ante el estado de esa nieve. Hay que estar con los pinchos van, pinchos vienen y las reuniones de urgencia para decidir si por aquí o por allí....vamos que no os aburristeis ;-)
Las vistas impresionantes, y esa cresta en pedrera me duele hasta aquí, ufff que terreno más jodido!!!
Salud y por muchas mas palizas de estas!!
Hola Toni,
EliminarNo se porqué, pero por duras que sean estas rutas uno nunca se cansa de hacerlas, como bien dices, el pasar por zonas tan variadas hace que a uno se le olvide el esfuerzo y solo se acuerde del disfrute visual y sonoro.
Ya me habían avisado que la pedrera del Perdiguero era criminal, ahora ya puedo dar fe que es así, ojalá hubiéramos encontrado más nieve para poder evitarla.
Salud, tutes reconfortantes y birras recuperadoras!!!
Hola David.
ResponderEliminarTremenda jornada de montaña para ascender al gigante Perdiguero. Enhorabuena a los tres!!! Y tremendo el esfuerzo que tuvisteis que realizar y los diferentes tipos de terreno por los que pasasteis... que si anda por sendero; que si viene nieve y hay que poner pinchos; quita pinchos para negociar esos pedregales; vuelve a colocar pinchos... pero todo vale la pena con tal de disfrutar de esos paisajes de alta montaña que ofrece este macizo del Perdiguero, y de las amplias panorámicas que ofrece. Tras casi 12 horas de actividad seguro que llegaríais a Benasque con hambre de lobo feroz, y ya no me quiero ni imaginar como pillaríais la cama esa noche jajaja.
Me ha encantado la foto de las florecillas.
Un abrazo.
Hola Dani,
EliminarEstas rutas por terrenos tan diversos te hacen sudar de lo lindo, pero también es cierto que poder andar por zonas tan diferentes hace que la jornada sea espectacular.
Me alegra que te haya gustado la foto, la verdad es que la zona baja estaba con un verdor espectacular.
La cama y la cena en Benasque la pillamos bien, pero aun mejor pillamos las birras que nos ventilamos nada más aparcar el coche... jajaja
Un abrazo.
Enhorabuena David.
ResponderEliminarEl Perdiguero, es una de las montañas de ese sector que más me apetece subir, por encima del Aneto, eso sí, puestos a darse la soba, por “un poco más”, te metes los 9 tres miles que componen el macizo.
Veo, que tuvisteis una nieve muy cambiante, se hubiera agradecido, que esa pedrera final, hubiese estado cubierta del blanco elemento, menuda diferencia. En definitiva, una montaña, que hay que ganársela, tiene un desnivel considerable, para acometer en una sola jornada, pero, los paisajes que ofrece, recompensan el esfuerzo.
Salud y montaña
Hola Eduardo,
EliminarSí, todo un montañón que bien se merece comerse el gran desnivel a salvar para llegar a su cima. Tal vez para otra visita una circular para hacer los 9 3000's no sea descabellado, incluso con vivac para disfrutarlo más.
La nieve fue todo un suplicio, cada paso era una sorpresa, ojalá como dices la hubiéramos tenido en la pala final, que esa era pedrera es matadora.
Salud y montaña.